Mítico diseñador francés de los años 70, Pierre Paulin revolucionó la concepción tradicional del mobiliario con un estilo elegante, divertido y utilitario, lleno de formas, curvas y colores chillones.
La obra de Pierre Paulin ha sabido adaptarse a numerosos lugares y circunstancias, revolucionando por completo el mobiliario tradicional. Paulin inventó un lenguaje radicalmente nuevo, plagado de formas redondeadas, colores vivos y materiales contemporáneos.
Los muebles, en el estilo Paulin, de formas curvas, están inspirados generalmente en elementos de la naturaleza.
Sus obras forman parte de las colecciones permanentes de algunos de los museos más importantes del mundo, como el MOMA de Nueva York, el Albert Museum de Londres y el Museo de Artes Decorativas de París .
Algunas de sus creaciones siguen reeditándose ano trás año como la mítica silla de 1969 denominada Le Chat.
Cuando era joven, Pierre Paulin quería ser escultor. Dejó el colegio muy pronto y empezó su aprendizaje tallando piedra, pero un día se cortó uno de los tendones del pulgar y tuvo que abandonar sus sueños de artista. Entonces decidió viajar en tren con unos amigos hasta el Polo Norte. De paso por Estocolmo, Paulin descubrió el diseño sueco y se quedó fascinado con los pequeños talleres que fabricaban objetos muy sencillos, y a la vez modernos, elegantes y funcionales. El contacto con los diseñadores nórdico cambió su vida y, de regreso a París, se matriculó en L´Ecole Camondo, una prestigiosa de arquitectura y diseño.
Paulin quería renovar la polvorienta tradición estética francesa, que consideraba pretenciosa y rimbombante frente al depurado diseño escandinavo.
A mediados de los años 50 imaginó una serie de asientos de estructura metálica, recubierta en gomaespuma y envuelta en tejido elástico. Las formas eran redondeadas, de inspiración animal y vegetal, como flores a punto de abrirse o caracolas en el fondo del mar. El diseño más famoso de esta época es la butaca F-560, conocida popularmene como Mushroom, una denominación que Paulin detesta ya que su objetico no era inventar una silla en forma de champiñón, sino recrear con el lenguaje moderno las famosas butacas Luis XIV.
Otra de sus creaciones más espectaculares es la silla Le Tongue, una especie de asiento en forma de lengua, incluida en el catálogo de muebles del fabricante holandés Artifort para quien Paulin trabajaba en aquella época.
En 1968, Pierre Paulin inició una fructífera colaboración con Mobiliario Nacional, un organismo francés que se encarga de amueblar todos los edificios oficiales de Francia. Paulin ha dejado su huella en museos, embajadas y ministerios, pero sus obras más destacadas fueron las que realizaó para la residencia del jefe del Estado, el Palacio del Elíseo .
www.artifort.nl